PRÓLOGO
Conozco a Jesús María Silveyra,
desde hace mucho tiempo. A decir verdad, desde el primer día del colegio
primario. Su testimonio personal y su mensaje escrito ha tenido siempre un
impacto muy profundo sobre mi vida.
A mediados de febrero de este año
2020, en un almuerzo con el “Chino” - así lo apodábamos en el Colegio a nuestro
amigo Jesús María – hablábamos sobre diversos temas de la actualidad que los
amigos conversan cuando hace un tiempo no se ven. De repente, y como llevados
de la mano por una ola mística que no puedo describir, la conversación fue
derivando a temas de Fe y de las profecías de los próximos tiempos.
En aquél momento el “Chino” me
comentó sobre una novela “tragicómica” que había escrito de corrido en pocas semanas,
estimulado por esas musas que con frecuencia lo visitan y que lo inspiran a
escribir sus libros, y que todavía no se había atrevido o animado a editar. “La
titulé: Al tercer día”, me dijo Jesús.
Le pedí leerla y darle mi opinión
desinteresada, sin filtros, sin vueltas. Me gusta o no me gusta. Quizás por mi
insistencia o porque la Providencia así lo quiso, tuve el privilegio de leer
esta novela hace unos días, poco antes de desatarse uno de los hechos que más
me han impactado en la vida. Fue como una premonición a la pandemia de
coronavirus que se ha desatado en todo el planeta.
La leí en una tarde, de corrido. Quedé
atrapado y fascinado por este ensayo que es un testimonio de Fe, y de volver a
las fuentes, de hacer foco en lo que es importante, para darle sentido a
nuestra vida. Es un llamado a la conversión y al cambio.
Cuando comiences a leer este
libro prepárate para pasar una noche sin dormir porque no podrás dejarlo. Te
atrapa desde la primera línea; es de lectura ágil, amena, rica en imágenes y
diálogos, y “muy divertida” (para
decirlo elegantemente en el prólogo de un libro), y con una profundidad y
testimonio de la Verdad que impacta desde el primer capítulo. La riqueza
espiritual de su contenido te hará repensar mucho sobre lo que consideramos
importante en estos tiempos que vivimos. En su relato de extraordinaria ficción,
el autor describe la realidad de un mundo que si no cambia es probable que no
termine bien.
Silveyra hace mención, a través
de uno de los personajes de la novela, a Benjamín Solari Parravicini, filósofo
y artista plástico argentino que según dicen tenía el don de profecía, con el
siguiente mensaje:
“Llegará el sol al
ensombrecido mundo, cuando haya regresado del humo de los tres días. Llegará
entonces la virtud limpia en la juventud evolucionada y conocedora…Regresará
entonces la belleza de la fe y la intimidad sentida de la esperanza. La caridad
lo habrá a todo esto traído”.
Y esto lo escribió Solari
Parravicini en 1968…
Quiero agradecer al autor el
haber cumplido su promesa de otorgarme el privilegio de escribir el prólogo de
esta novela si la llegaba a publicar.
Y para terminar me concedo
compartir algo en lo que creo con certeza sobre lo que sucederá en el futuro: “La
Mujer aplastó a la serpiente”.
Adrián Fernández Casares
San Isidro, 8 de abril de 2020.
Tiempo de Cuaresma.